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Cómo hacer teatro pensado. Texto y fotos: Salvador Perches Galván.




"De acuerdo a la política del Canal 40 de brindarles lo último en sangre y entrañas a todo color, (Robert Nelson, el dueño de la cadena, solicitó al personal para que se concentrasen en investigar y publicar historias policiales llenas de “sangre y entrañas”), están a punto de ver otra primicia: un intento de suicidio".

Esas fueron las palabras que pronunció la periodista Christine Chubbuck (reportera de noticias estadounidense), el 15 de julio de 1974, antes de volarse la tapa de los sesos con un revólver calibre 38 en vivo y en directo. Su mano izquierda temblaba levemente, pero su voz era firme. Su mano derecha surgió de abajo del escritorio sosteniendo la pistola que apuntó detrás de su oreja derecha. Tiró del gatillo y se oyó un fuerte estallido. Una nube de humo voló del arma y su pelo se movió como si una ráfaga de viento la hubiera embestido. Su rostro se desfiguró, su boca se desgarró hacia abajo mientras su cabeza se sacudía. Luego, su cuerpo cayó violentamente hacia adelante y se perdió de vista. El director oscureció rápidamente la imagen y corrió al estudio de grabación, esperando encontrar a Christine en el suelo riéndose de la broma que les había hecho. Pero se dio cuenta de que la situación era real al ver cómo la sangre brotaba de su nariz y de su boca, mientras su cuerpo temblaba. Antes de suicidarse, Chubbuck, de 29 años, había prometido a sus compañeros de trabajo que haría algo "nunca visto" durante el noticiario matutino.

En contra de lo esperado, la radical medida adoptada por Christine Chubbuck para superar el creciente asco que le inspiraba su oficio, no llenó titulares. Pero llegó a oídos de Paddy Chayefsky, uno de los guionistas más laureados de la historia del cine. Ganador de dos Oscar hasta entonces (por Marty, 1955, y The Hospital, 1972), de temperamento irascible y ego descontrolado, Chayefsky ya había empezado a escribir un guion sobre la corrupción en el mundo televisivo: la muerte de Chubbuck añadió el toque de morbo necesario para una historia cuya premisa sería "Las cadenas de TV harían cualquier cosa para subir la audiencia". ¿Su recompensa? Otro Oscar.

Network, bautizada en México Poder que mata, es una película dirigida por Sidney Lumet en 1976, en ella, hace un análisis sobre el poder de la televisión, que retrata un mundo competitivo donde el éxito y los récords de audiencia imponen su dictadura. Aún más reveladora y actual que cuando se estrenó, la película analiza dicho mundo con una vitalidad y un sorprendente ánimo provocador en todo momento.

Cuando el experimentado locutor de noticias Howard Beale es despedido, sufre un violento ataque de nervios ante los espectadores. Pero cuando sus precarios niveles de audiencia sufren un inesperado y repentino aumento, debido a su enfado en pantalla, y anunciar que se suicidara durante su última aparición en pantalla, se reinventa como el profeta loco de las ondas. Por supuesto, cuando el profeta deja de ser rentable, algo hay que hacer con Beale, preferiblemente ante la cámara, en directo y con público...

A Network, y a la obra de Chayefsky, en general, se la ha acusado de ser verborreica y de cargar mucho la tinta en el discurso de sus personajes. Y aunque eso sea en parte verdad, no es obstáculo para reconocer que esos diálogos no solo ofrecen escalofriantes perspectivas sobre la naturaleza humana y el negocio de los medios. También son muy divertidos, y hasta descacharrantes.

"Sexo, escándalos, crímenes brutales, niños con enfermedades incurables y cachorritos perdidos": así describe la ejecutiva interpretada por Faye Dunaway el contenido medio de un canal de TV en 1976, el año en el que se estrenó Network. Año en el que cambiamos televisión por internet, hoy en día podrían apuntar a las redes sociales y a ciertas webs de noticias en las que todos estamos pensando.

De hecho, el poder predictivo de Network va más allá de la gran empresa: la película sirve como anticipo de ciertos opinadores “profesionales”.

Ganadora de cuatro Oscar, Network es la película que explica por qué los medios de comunicación son hoy en día un inmenso estercolero.

Dirigida por Lumet, escrita por Chayefsky, y protagonizada por Robert Duvall, Peter Finch (como Howard Beale) y Faye Dunaway, Network nació con la intención de criticar el estado de los medios en el momento de su estreno, pero acabó prediciendo todos los vicios que aquejan a la comunicación de masas el día de hoy, desde la telebasura a la manipulación de las audiencias. ¿De verdad se adelantó tanto a su tiempo? Eso es fácil de comprobar revisándola más de cuatro décadas después de su estreno y con el nuevo impulso que toma gracias a su oportuna y vigente versión teatral.

Siempre maniático, Paddy Chayefsky diseñó de principio a fin la programación de la cadena UBS, ideando programas ficticios e incluso escribiendo sus parrillas de programación. Eso convierte al filme en un documento precioso sobre el medio en los 70, la época en la que se consolidaron muchos de los formatos televisivos que todavía imperan hoy en día, como las comedias de situación, las telenovelas o los programas de concurso. Los diálogos están llenos de referencias a series que arrasaban entonces, como El hombre biónico o Todo en familia. Y, cuando los ejecutivos de la cadena se plantearon cometer un asesinato en directo para subir la audiencia, lo que de verdad les convence para intentarlo es la posibilidad de superar los ratings de El show de Mary Tyler Moore.

En Network, adaptación al teatro de la película homónima de 1976, el drama arranca cuando un canal de noticias en crisis decide despedir a su histórico presentador, que lleva 25 años al aire, debido a sus bajos índices de audiencia. La reacción del presentador, que decide volcar su frustración y su rabia en forma de amenaza en directo durante uno de los últimos noticiarios que presenta, dispara la audiencia, hecho que una joven y ambiciosa productora aprovecha para convencer a los jefes del canal de que puede convertir al presentador en un fenómeno de masas. Así, el ex presentador de noticias se convierte en una especie de telepredicador dedicado a canalizar la frustración del hombre de clase media bajo el lema: “Estoy hasta la madre y ya no aguanto más”. Sus discursos viscerales, erráticos, explosivos, demagógicos y populistas (cada vez más guionizados por el canal) se convierten en un fenómeno que nadie, ni la cadena, ni el propio presentador, parecen poder controlar.

Network es un texto visionario, que sorprende por su absoluta lucidez. A pesar de estar escrito en la década de 1970, mucho antes del advenimiento del vertiginoso dominio tecnológico y todos sus males, constituye un acertado retrato de la actual crisis del periodismo y es incluso capaz de anticipar cómo esta crisis acabará dando alas al peor populismo, todo en aras de los sacrosantos índices de audiencia. Así, Network avisaba ya entonces de que el modelo capitalista sería la tumba donde se enterrarían la ética y la independencia de los periodistas. Y, por lo visto, no iba desencaminada. El texto también presenta al hombre furioso, como el más firme candidato a caer en manos del filofascismo y la demagogia y abrazar ideas bastante cuestionables solo porque está, furioso.

En 2017, Network se estrenó en el National Theatre de Londres, y tras su exitosa temporada, la producción abrió sus puertas en Broadway, agotando funciones desde su estreno, ambas protagonizadas por Bryan Cranston.

Desde abril de 2022, el Teatro Insurgentes recrea la experiencia del West End Londinense y del Broadway neoyorkino en nuestros escenarios, siendo la primera vez que se monta en español en una adaptación de Enrique Arce Gómez. Con la presencia de Daniel Giménez Cacho, interpretando el papel principal, Beale un hombre desequilibrado y descontrolado que pasa de la risa al llanto en cuestión de segundos, acompañado de Arturo Ríos, Diego Jauregui, Zuria Vega, Alberto Lomnitz, Mahalat Sánchez, Luis Miguel Lombana, y de otros 15 actores.

Network es un ácido análisis sobre el poder de la televisión, los medios, los gobiernos y las grandes corporaciones en un mundo competitivo donde el éxito y los récords de audiencia imponen su dictadura.

La catarsis de Beale sube la audiencia de la estación a un nivel nunca antes visto. Entonces, los ejecutivos deciden darle un espacio al que llaman El profeta de la televisión. Howard Beale se convierte en la voz de los sin voz.

Lo que jamás piensa el directorio del canal es que El Profeta, se va a salir de sus manos, contra cosas como la propia compra de su cadena por los árabes. Mucha política y un poco de ideología, criticando las grandes corporaciones, incluso a su propia estación televisiva.

Todo esto transcurre en un escenario convertido en un estudio de televisión, recreado gracias a la espectacular escenografía de Adrián Martínez; la iluminación corre a cargo de Patricia Gutiérrez e Ingrid Sac; Miguel Ángel Jiménez es el responsable del audio; y del video Jorge Orozco, la imagen de Pilar Oliver; el vestuario de Estela Fagoaga, la utilería de Valeria Cinta; la fotografía de Iraam Chávez y el diseño gráfico de Guillermo Núñez.

La dirección técnica corre a cargo de Nelinho Acosta; la producción y Stage y manager Rosalía Campillo; Alonso Faillega es el asistente de dirección, la producción de Retrolab Media de Priscila Alba, Agustín de León y Lissy Castro son los responsables de la producción y la prensa está a cargo de Carlos García y Marilu Torrano, en la producción de Tina Galindo, Claudio Carrera, Francisco Franco y Diego Luna, dirigida con maestría por Francisco Franco, quien demuestra su vasta experiencia en teatro, televisión y cine, en este original formato teatral que reúne las tres disciplinas artísticas.

Acostumbrados al minimalismo que impera por la austeridad franciscana, el despliegue de producción, hasta un tanto arrogante, hace la obra súper dinámica y mantiene la vista de un lado a otro a ver qué está pasando o qué va pasar. Imágenes en pantalla, con los diferentes planos, movimientos de cámara, las vueltas, los dobles diálogos, etc. La puesta en escena, sin duda, toma mucho de la televisión y del cine… es espectacular.

La anécdota no es sólo una historia de locura, o de hastío ante una vida líquida, sino que tiene que ver con la manipulación mediática (la televisión es la verdad en una generación que solo conoce eso) y la maquina implacable del capitalismo liberal (que es la única ideología actual). Es curioso como el contexto de los 70, con la crisis del petróleo, el terrorismo, las guerras y demás, sigue estando de actualidad en el aun pandémico 2022. Cómo la desinformación de las redes sociales y la postverdad son un paso más en el proceso que dicta la obra y que dan lugar a una realidad bastante más pesimista de lo que fue aquella época.

Sobre el escenario, Daniel Giménez Cacho ofrece una auténtica lección de interpretación en el papel del presentador desquiciado cuya locura va in crescendo a lo largo de toda la obra. Su personaje tiene en todo momento un punto oscuro, un fondo de depresión e infinita tristeza cubierto por capas de falsa seguridad e histrionismo. Su trabajo es potente y directo, muy cercano al público. En el resto del reparto destacan Antonio Ríos, en el papel de director del telediario y mejor amigo del protagonista que asiste impotente al devenir de los acontecimientos, y Zuria Vega, en el papel de la productora ambiciosa y workahólica dispuesta a vender a su madre por un punto más de audiencia.

Network, un excelente ejemplo de cómo hacer teatro pensado y diseñado para agotar la butaquería y ganar dinero, con mucho presupuesto y grandes estrellas y, aún así, ofrecer un montaje comprometido y político en donde temas importantes no están ausentes y aborda problemas del aquí y ahora. Sin duda alguna, un ejercicio interesante.



El teatro es de todos. ¡Asista!


Absolutamente recomendable.




Network dramaturgia de Lee Hall, basada en la película de Paddy Chayefsky.

Dirección: Francisco Franco.

Actuación: Daniel Giménez Cacho, Arturo Ríos, Zuria Vega, Diego Jáuregui, Luis Miguel Lombana, Alberto Lomnitz, Francisco Rubio, Mahalat Sánchez, Julián Segura, Jerónimo Best, Nacho Tahhan, Jacobo Betech, Roberto Cavazos, Daniel Cervantes, Samantha Coronel, Michel De León, Jatzke Fainsod, Eli Nassau, Viridiana Olvera, Paola Arrioja, Arlette Babun y Paola Arroyo.

Teatro de los Insurgentes. Insurgentes sur 1587, Col. San José Insurgentes. Metrobus Teatro Insurgentes.

Teléfonos: 55 5598 6894, 55 5611 4253, 55 5615 2464.

Jueves y viernes 20:30 horas, sábados 17:30 y 20:30 horas, domingos 17:30 horas. Hasta el 7 de agosto.

Duración aproximada: 1 hora 40 minutos.

Clasificación: A partir de 16 años.

Boletos: Desde $1,500 hasta $500.

Anticipe su compra, boletos en www.ticketmaster.com.mx



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