El teatro penitenciario en nuestro país comienza formalmente en la década de los setenta con Juan Pablo de Tavira, jurista, criminólogo y autor, entre otras obras, de El proceso de deshumanización de Nicasio Bureos (1991). De Tavira conoció a Alberto Ulloa, preso político y consejero de Lucio Cabañas, cuando trabajaba en el Reclusorio Preventivo Oriente, y juntos formaron la compañía teatral Enjambre.
En 1983, De Tavira fue designado director del Reclusorio Preventivo Sur, y fue ahí donde el preso Camilo Paredes realizó un exitoso montaje a partir de su cuento Una triste historia de Navidad, relato basado en hechos reales en el que, por el robo de un juguete, se comete un homicidio. La obra se presentó en el teatro de Ciudad Universitaria en 1986.
La experiencia ha comprobado que el teatro puede servir como herramienta de reinserción social, sin embargo, no hay mucho sobre él. Libros, son escasos: Teatro penitenciario, de Ruth Villanueva Castilleja. Libertad entre muros. Premios Teatro Penitenciario 2007-2009 (INBA, 2011). Compañías teatrales hay varias: La de Itari Marta, en Santa Martha Acatitla; proyectos como Liberarte, del maestro Jorge Correa Fuentes. O la que comanda en el Reclusorio Sur, Arturo Morell, quien en 2017 recibió el Reconocimiento Nacional por la Igualdad y la no discriminación, por su proyecto de intervención cultural Un grito de libertad; o el gran trabajo emprendido por la investigadora, comunicadora y productora teatral Denise Anzures.
En el ámbito del teatro penitenciario Conchi León, actriz, directora y docente teatral que ha aportado obras de teatro documental como De coraza, donde se presenta la forma de ver el encierro de cuatro reclusas, o la versión masculina La espera, en donde un homicida, un violador, un ladrón de autos y un asaltante a mano armada, se reúnen para contar sus memorias, en esta obra no hay ficción, sus intérpretes: Javier Cruz, Ismael Corona, Feliciano Mares y Héctor Maldonado, tienen en común que realmente estuvieron presos en Santa Martha Acatitla por los delitos señalados.
Es la espera de la libertad, esa que tardó tanto en regresar y que actualmente les permite hacer teatro. Conchi León, autora y directora de la puesta, afirma: Cuando te dicen va a salir de aquí en 20 años, ¿cómo es tu día a día en 20 años?, ¿qué esperar?. Y al salir si seguían esperando algo, es muy curioso porque si siguen esperando cosas. Entonces creo que esa conciencia de tiempo para mí fue lo que más me impactó. La verdad estoy muy muy contenta con el trabajo, creo que logramos una puesta en escena bastante digna, muy fuerte, pero creo que, para los tiempos, viene muy bien.
La obra fue montada por la Compañía de Teatro Penitenciario, fundada por Itari Marta como un proyecto “artístico, pedagógico, laboral y de reconciliación social” que persigue como aspiración mayor la plena reinserción social.
El teatro de presos ha ganado certámenes, como Antonio de Jesús Maldonado, autor de Diálogo con un perro callejero, que cuenta lo que le ocurre a un perro después de que atrapan a su dueño y lo meten a la cárcel. O Maye Moreno, quien debe purgar veintiocho años en prisión por matricidio, y cuya obra Casa Calabaza, se desarrolla en un ambiente de brutalidad y asesinato; y Jorge Correa Fuentes, toda una institución en el teatro penitenciario, autor de Las trampas de la adicción.
A estas experiencias se suma Caneros, basada en situaciones relatadas por un grupo de internos del Centro de Ejecución de las Consecuencias Jurídicas del Delito (Cecjude) de Mazatlán, Sinaloa.
La obra surge del taller de teatro que se realizó al interior del penal. El dramaturgo y director del montaje, Ramon Gómez Polo detalló que, La transformación del ser humano a través del arte es un proyecto que inicio en el penal de Islas Marías, donde formo un taller de teatro. "Como persona dedicada al arte escénico, estoy en busca de textos para dirigir o actuar; en el caso de Caneros, me topé con una historia no escrita y la asumí como tarea".
Caneros, que toma su nombre de los internos de la prisión de Cananea, es resultado de un experimento que parte de este taller de teatro en el penal, el cual muestra los procesos artísticos que desarrollan los participantes para canalizar sus emociones y expresarlas mediante el trabajo escénico.
El proceso dramatúrgico, implicó que el elenco de la obra acudiera al Cecjude de Mazatlán, para analizar la interpretación de los integrantes del taller y pudieran apropiarse de ese conjunto de emociones, acciones, relatos y gestos que sucedieron entre elementos escenográficos hechos a mano y espacios narrativos improvisados en el ámbito del penal.
Hay que mencionar que la obra tiene dos versiones simultáneas y que estrenaron al mismo tiempo, la que, por muy pocas funciones se presenta en la CDMX y la que surgió de las entrañas del mismo taller, interpretada, no por actores, sino por los protagonistas de la historia, es decir, los reclusos; representada no en una escenografía, sino en el espacio cotidiano de los internos, quienes no tuvieron utilería ni vestuario, utilizaron el mobiliario de su día a día y vistieron sus propios uniformes, es decir, una puesta en escena llena de verdad, verdad surgida de sus propias historias.
Luis Rábago, actor del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, comparte como creo su personaje: "Recordé mi infancia, hice conciencia de que yo no importo tanto y los demás esperan aIgo de mí. Deseche recuerdos que me atormentan de noche y rescate algunos que me hacen reír. Me di cuenta que mi vida cada vez es más corta, ejercité mi atención en los pequeños detalles, me dediqué a observar de cerca a las personas y las cosas, me esforcé por comer despacio y detectar los pequeños sabores. Evadí los posibles enfrentamientos y desacuerdos, descubrí que no es tan importante demostrar que tienes la razón y busqué la tranquilidad con todos los que me rodean".
"La vida carcelaria es compleja, mi personaje es Daniel, condenado a 740 años de prisión por robos, homicidios y violencia. ¿Qué lleva a un hombre a ese extremo? Descubrirlo fue mi tarea, detectar sus miedos, flaquezas, la vida que lo marcó y que lo condujo al encierro, sin la esperanza de salir. Quería hallar la manera de cómo esa frustración se transformaba a través del teatro". Son palabras de José Carlos Rodríguez, también actor del elenco estable de la CNT, cuyo personaje concluye de forma categórica: afuera nadie me va a perdonar, tengo que empezar por perdonarme yo.
Carlos, interpretado por José Manzanilla, actor de la compañía Iguana Roja, dice: Afuera esta lo que fui y sé que voy a seguir pagando cuando salga. Se dio cuenta que su personaje aun no saldaba su cuenta y sabía que la tendría que pagar con aIgo más preciado que la libertad. "Fue complicado entender al personaje, mas no imposible; gracias a mi experiencia, y la ayuda de mis maestros, pude llegar a un resultado satisfactorio a través del método de distanciamiento".
Josar, también miembro de Iguana Roja, representa a Sergio, y expresó que para entenderlo buscó la empatía primero con sus tensiones, con las lesiones y huellas de dolor que carga en su cuerpo, y sobre esa base construir un deseo de cambio. "Esto me llevó a proponer un personaje en conflicto consigo mismo: su pasado sigue presente en su manera de hablar y moverse, pero su voluntad busca transformarlo en lo opuesto a lo que fue".
Roberto, interpretado por Alejandro Careaga, es un adulto irreverente, impulsivo y rebelde, perdido en su inmadurez. Creo que como seres humanos aprendemos de experiencias propias, y también de las ajenas. A través de esta vivencia en la cárcel y las historias bellas y horribles de los compañeros, se busca redimensionar la libertad y el peso de nuestras acciones; podemos encontrar nuestro propio camino, madurar como seres más sensibles, más empáticos, más humanos"
La puesta en escena es resultado de la colaboración entre el lnstituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán, la agrupación Iguana Roja y la Compañía Nacional de Teatro (CNT), del lnstituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del programa En compañía de la Compañía, que busca impulsar la dramaturgia nacional mediante coproducciones con grupos teatrales independientes.
En la puesta en escena, Ángel Moreno es autor del diseño y realización de escenografía y Roberto Flores en la iluminación. El vestuario está a cargo del taller del lnstituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán, y el traspunte, de Perla Saucedo.
Iguana Roja es una compañía teatral integrada por artistas mazatlecos producto del taller de teatro del Centro Municipal de Artes de Mazatlán, unidos por el interés de realizar un trabajo creativo de calidad.
Dirigida por Ramón Alberto Gómez López, la agrupación trabaja en la producción de puestas en escena de alta calidad que coadyuven a la creación de un público fiel al teatro, así como en pro del desarrollo artístico de sus integrantes y de la comunidad artística mazatleca.
Desde su inicio ha sido asesorada por maestros de gran nivel y prestigio de la talla de Héctor Mendoza, Ludwik Margulles, Raúl Quintanilla, Ricardo Ramírez Carnero, Mauricio Giménez o Víctor Zapatero.
Algunas de sus puestas en escena son: Bolero de Héctor Mendoza, dirección Ramón Gómez. Romeo y Julieta en Comedia del Arte, dirección de Emma Miorín. Un Tranvía llamado deseo de Tennesse Williams, dirección Jorge Gorostiza. Roberto Zucco, de Bernard-Marie Koltes, dirección Ramón Gómez. El Amante de Harold Pinter, dirección Emma Miorín. Los niños de sal, de Hernan Galindo, dirección Ramón Gómez. Dulces Compañías de Oscar Liera, dirección Rodolfo Arriaga.
¿Puede el teatro ayudar a los presos a perdonarse? Es uno de los planteamientos de la obra, cuyo texto empieza un tanto complaciente y melodramático, afortunadamente va in crescendo, y termina siendo un drama humano, teatro sobre el teatro, a partir de las experiencias del autor y director y su contacto con hombre que erraron en el camino y en donde no se habla de cuestiones legales ni morales, son los propios protagonistas quienes ponen sobre la mesa lo que los llevo al encierro y como cargan los hechos.
Con casi cuatro décadas de trayectoria en el arte teatral Ramón Gómez Polo como director, actor y formador de nuevas generaciones de actores, por su devoción por el teatro hasta convertirse en un referente para las nuevas generaciones, por su entrega y congruencia artística como director y artista teatral ha sido reconocido como profeta en su tierra, en su estado natal Sinaloa.
Polo incursionó en la incipiente actividad teatral de Mazatlán en1983 para dar continuidad a un proyecto teatral impulsado desde antes, por Antonio Haas, entre otros precursores de la vida cultural en el puerto.
El teatro es de todos. ¡Asista!
Muy recomendable.
Caneros. Autor y director: Ramón Gómez Polo.
Actuación: Por Iguana Roja: Josar, José Manzanilla y Alejandro Careaga y del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro Luis Rábago y José Carlos Rodríguez.
Sala Héctor Mendoza de la CNT. Francisco Sosa 159, colonia del Carmen, Coyoacán. Brevísima temporada, hasta el 27 de junio, sábado a las 18:00 y 20:00 horas, y domingo a las 17:00 y 19:00 horas.
Las funciones se llevan a cabo con todas las medidas sanitarias, las cuales consisten en la instalación de un tapete desinfectante, aplicación de gel antibacterial, revisión de la temperatura que no rebase los 37.5°C, así como el uso obligatorio de cubreboca. La entrada es gratuita con previa reservación en el correo publicos.cnteatro@inba.qob.mx, cupo limitado de acuerdo con el aforo permitido.
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