Zapata en el cine, libro colectivo, integra textos de Eduardo de la Vega y Rosario Vidal, Elisa Lozano, Adela Pineda, Bernd Hausberger, Raffaele Moro, Eduardo Espinosa y Hugo Lara, y fue coordinado por el primero y el último.
En exclusiva para atrapaarte, platicamos con Eduardo de la Vega sobre la reciente publicación. Zapata no es un personaje muy frecuentado por el cine mexicano. ¿A qué lo atribuyes?
Varios factores:
Tiene una dimensión mucho menos legendaria que la de Pancho Villa que es el gran superstar de las figuras revolucionarias, no sólo del cine mexicano, del cine internacional.
A pesar de que Zapata fue integrado como héroe en el panteón oficial, nunca ha dejado de ser una figura incomoda, porque es un personaje menos aprehensible, pero su lucha, el Reparto Agrario, fue una especie de socialismo que nunca se atrevió a decir su nombre, creo que implico siempre una cuestión también étnica, indígena y una serie de elementos que lo hicieron un personaje incómodo para el propio cine mexicano, no obstante que siempre hubo la intención de llevar a la pantalla su vida, hay un viejo guion de Mauricio Magdaleno, José Revueltas escribió también. Pero nunca se dieron las coordenadas, para qué ocurriera algo que exaltara a Zapata en sí mismo.
Probablemente, la que a mi juicio sigue siendo la gran, gran película de la Revolución Mexicana, El compadre Mendoza es una alegoría de la lucha zapatista, Zapata nunca aparece, aparece su hermano Eufemio. Pero Felipe Nieto, el protagonista de la película, qué es un luchador zapatista, es la paráfrasis perfecta de Zapata y el zapatismo, que, lo dicen en la película, fue traicionado, asesinado por su propio compadre, o sea por la burguesía agraria e industrial para poder implantar definitivamente un modelo de acumulación de capital que podemos compartir con los países de América Latina.
No tanto Zapata, pero si el zapatismo ha tenido una mayor dimensión en la historia del cine mexicano, aunque tampoco hayan sido muchas las películas, lo mismo podemos decir de Villa, hay muchas películas donde aparece Villa, pero hay otras películas en las que no parece pero si hay villistas. Ambas son figuras complejas incorporadas al panteón, pero que no tienen la dimensión que quizá debieran tener. Si hubieran ganado ellos la revolución, habría sido otra cosa muy diferente.
Las películas de ficción de Zapata, salvo ¡Viva Zapata! de Elia Kazan, estadounidense, hollywoodense, han sido muy pocas mexicanas, han sido 3 y a las 3 les faltó una dimensión que pudiera darle complejidad, la complejidad histórica que tiene el personaje de Zapata por su lucha, porque enarbolo una lucha que resistió y, de alguna manera, sigue resistiendo en ciertas etnias la misma lucha zapatista, surgida a finales del siglo pasado, que, de alguna manera retomó la bandera.
Por ese lado es una figura que siempre resulta incómoda, difícil, compleja. En el caso de Villa, aunque también tiene una dimensión histórica, no se compara con la de Zapata.
La figura de Zapata, repito, no ha sido tan significativa como la de Villa en términos numéricos y de calidad, pero el zapatismo si, como lo tratamos en nuestro ensayo Rosario Vidal y yo. Hay una serie de documentales sobre el zapatismo, su herencia, que demuestran una vigencia todavía mayor que la de la lucha popular de Villa, y yo diría que en el caso de Zapata hay mas calidad qué cantidad si la relacionamos con Villa, aunque sea poca la cantidad, pero dentro de lo poco, hay buen material, hay buena calidad en términos generales.
De la Vega Alfaro y Rosario Vidal abordan la filmografía documental sobre la figura del General, con materiales procedentes desde la gesta revolucionaria hasta la actualidad, con títulos como Sangre hermana y Revolución zapatista, o de la emblemática Los últimos zapatistas / Héroes olvidados(Francesco Taboada Tabone, 1998) o Los zapatos de Zapata (Luciano Larobina, 1998).
Elisa Lozano centra su investigación en la película Emiliano Zapata (1970) de Felipe Cazals, la película mexicana de ficción más emblemática, donde el papel protagonista recayó en Antonio Aguilar, productor de la cinta y que posteriormente regresaría al personaje del general en Zapata en Chinamecade Mario Hernández. En el análisis de Lozano, se da cuenta de los detalles de esta gran producción y de la complicada filmación donde existió hostilidad entre el director y el productor.
Ahonda de la Vega. El trabajo de Elisa Lozano en el libro es muy bueno, habla del Zapata de Cazals y el de Mario Hernández, hace un muy buen cotejo de ambas películas, las dimensiona como documentos cinematográficos importantes, no tanto como documentos históricos, y realiza un trabajo que, aunque las películas no tengan esa dimensión que uno quisiera, si da una visión implícitamente de por qué no alcanzan la notoriedad que deberían tener.
En cuanto al cine internacional que se ha acercado a la figura del general de Anenecuilco, dos textos tratan desde distintas perspectivas sobre ¡Viva Zapata!(1952), la película hollywoodense dirigida por el mítico Elia Kazan y protagonizada por Marlon Brando.
El referente de las biografías de Zapata, puntualiza el investigador avecindado en Guadalajara, siempre es la hollywoodense y lo seguirá siendo. La presencia de Marlon Brando, toda una serie de cosas complejas, Elia kazan, John Steinbeck, autor del guión, que, de hecho, él es el gran promotor de esa película. En los ensayos que hablan de ¡Viva Zapata! sobre todo el de Adela Pineda, que es la gran especialista en Steinbeck en el cine mexicano, que es donde trabajó con temas mexicanos. Ahí aparece con mucha contundencia, con mucha notoriedad el fenómeno Zapata recogido por Hollywood, trabajado de una manera, a veces, muy compleja.
Y ese referente, como el cine estadounidense en ese momento ya era el cine hegemónico mundial, fue la vía para que se conociera, como dice Bernd Hausberger, autor del otro trabajo sobre ¡Viva Zapata!, en su dimensión internacional, esa dimensión se debe a que Hollywood ya tenía un dominio total en las pantallas del mundo, no hay otro referente al que el cine mexicano pueda voltear, que no sea ese.
También intracinematográficamente el impacto internacional que tuvo esta película, ¿cómo lo logras con otra película sobre Zapata? pasa el tiempo y menos se conoce cuando se debía conocer más, pero ese es otro problema.
Hausberger da cuenta de la recepción de la prensa europea sobre todo, en la que muchos críticos resaltaron el dramatismo y la calidad de espectáculo de la película.
Yo creo que la única verdadera dimensión que le puede dar estatura a Zapata en el cine contemporáneo, es a través del documental, según mí muy personal punto de vista.
El libro aborda trabajos documentales que se han hecho sobre el zapatismo. Por ahí se perfila una película, un docudrama, que trabaja la biografía de Zapata, que está realizando a marchas forzadas su director, un cineasta morelense, Francesco Taboada, el hizo esta película sobre los viejos zapatistas y creo que quizá un documental concentrado en la vida de Zapata en sí. Podrá ser una gran película.
¿Crees que la de Cazals, si no hubiera sufrido las reacciones del gobierno en turno, censura y una serie de acciones en detrimento de la producción, pudiera haber sido la gran película de ficción de Zapata?
Tenía todo para ser la gran película de Emiliano Zapata pero, en el contexto de la industria fílmica mexicana, el que pesara mucho la presencia de Tony Aguilar, el Star System muy hipertrofiado. Tony era exitoso pero no en esas cosas, él llegó a la figura de Zapata más bien por el corrido.
Es una película muy contradictoria en sí misma por una razón, cuando Tony tiene la capacidad para producirla, ya el es un terrateniente zacatecano... que va en contra de los ideales de Zapata y del zapatismo.... sí, es algo que todavía no entiendes, él, elogiando al que luchó contra los terratenientes, es una paradoja de paradojas. En parte por eso hay un choque de intereses entre lo que él quería hacer y lo que quería hacer Cazals, de entrada. Es la primera película, el primer largometraje industrial sensacional sobre Zapata y es una cosa mega fantástica de producción enorme, todo eso, esas contradicciones internas se reflejan muy claramente en la película, la imposición ideológica.
Y estaban claros, sobre todo Cazals, yo creo que siempre estuvo claro que sobre una figura como la de Zapata la censura iba a estar más atenta, estamos todavía en el periodo de Díaz Ordaz, viene arrastrando el 68 como una losa pesadísima, por eso no se pudo hacer una gran película. Luego Zapata en Chinameca es una interesante variante derivada de la otra. Pero de nuevo la megalomanía de Antonio Aguilar, arrastra para que aparezca más él, con secuencias de la película filmada por Cazals, que la historia, que es muy interesante protagonizada por José Carlos Ruiz, que es de Ricardo Garibay y de Xavier Robles.
La historia está derivada más o menos claramente de La muerte de Artemio Cruzla gran novela revolucionaria de Carlos Fuentes, y como la novela quería ser una metáfora, una alegoría de como los herederos de Zapata, por lo menos los más directos, y la Revolución en general la revolución popular, se adapta a la nueva situación de los que ganaron la revolución que fueron más bien liberales que quisieron seguir promoviendo el progreso porfiriano, dándolo un sesgo más político democrático, pero pensando en realidad poco en la situación del campo.
Y, finalmente el campo mexicano terminó en lo que terminó: la gran fábrica de pobres de ascendencia indígena. Eso es lo que nos explica porqué Zapata sigue vivo de alguna manera.
La fumadota que se aventó Arau, ¿te merece algún comentario?
Yo creo que tiene que pasar más tiempo para tener otra dimensión. De entrada era interesante porque, en efecto, en la figura histórica de Zapata si había una base de la tradición indígena que se remontaba a la época precolombina incluso, del amor a la Tierra, ahora también por la cuestión ecológica han regresado, las cosmogonías, etcétera y por ahí hubiera sido una buena reinterpretación de toda esta magia, que también impulsó la lucha zapatista.
Pero empezando por el protagonista, luego esta especie de imbricación mafufa qué hizo del personaje en situaciones históricas, con un reparto más ad hoc para una telenovela. Si ya, por ejemplo, en la película de Felipe la Josefa Espejo que protagonizaba Patricia Aspillaga era como una especie de aberración, pues la Josefa Espejo de Arau era Lucerito, el colmo de los colmos. Jaime Camil Alejandro Fernández… No, no, no la película se traiciona a sí misma cada segundo, queriendo proponer algo que, repito, pudo haber sido interesante.
¿De cuántos ensayos se compone el libro?
Se compone de siete ensayos. El de Rosario y mío que es sobre documental; dos sobre ¡Viva Zapata!, la de Kazan.
Hugo Lara escribe sobre filmes mexicanos de ficción en torno a Zapata, el zapatismo y los zapatistas: Emiliano Zapata de Felipe Cazals, (1970), Zapata en Chinameca de Mario Hernández y Zapata, el sueño del héroe, de Alfonso Arau, (1994), hay un gran conjunto de películas nacionales que se refieren a la revolución zapatista, mediante alegorías y personajes que encarnan la lucha zapatista, como el clásico El compadre Mendoza Fernando de Fuentes, (1933); Enamorada (1946) y Un día de vida (1950), ambas de Emilio Fernández, La negra Angustias (1950) de Matilde Landeta. También hay casos donde el personaje de Zapata es aludido de forma “peculiar”, como Pafnucio Santo (1976) de Rafael Corkidi, o en Cosa fácil de Alfredo Gurrola, 1979), donde se juega con la posibilidad de que Zapata no murió en Chinameca y llegó a viejo.
Eduardo Espinosa escribe sobre la geografía de Zapata en el cine mexicano, donde se da cuenta de las múltiples locaciones que han servido para las películas sobre la revolución y especialmente sobre el zapatismo, muchas de ellas en el estado de Morelos, que posee no solo paisajes naturales sino un conjunto de edificaciones propicias, como las viejas haciendas porfirianas, pueblos típicos, iglesias y otros espacios.
Finalmente, Raffaele Moro aborda un curioso fenómeno fílmico conocido como “Zapata western”, una ramificación del spaghetti-western italiano en la que varios cineastas importantes, como Damiano Damiani, Segio Corbucci e incluso Sergio Leone, se permitieron reconstruir el ambiente de la revolución mexicana bajo la lente de la ideología de izquierdas vigente en los años sesenta. Incluso, se menciona la curiosa aparición de Pier Paolo Pasolini en uno de esos filmes, así como su preocupación ideológica de dar cabal espacio a la figura de Zapata y su causa social.
Es muy interesante que Zapata y su movimiento haya inspirado cinematografías de otras partes del mundo.
Como no, incluso películas que no se conocen en México, que no hemos visto. Hay un Corpus todavía de películas, más las que se hagan de aquí a una posible segunda edición, además de las que no hablamos en este.
Nos faltó trabajar otros temas, por ejemplo Zapata en el Western español que también hay figuras, no exactamente Zapata, sino paráfrasis de Zapata. Y algunos otros trabajos que se han hecho en cinematografías como la filipina, la turca, etcétera, que también tomaron como bandera la Revolución Mexicana y a Zapata o al zapatismo, más que nada.
No se dieron las circunstancias para que hubiera autores para esos dos rubros, pero, como nos planteamos el libro, es un punto de partida para seguir profundizando ya con mayor rigor, precisión etcétera.
Como todos los libros, tiene sus limitantes, no se habla de algunas películas. También hay limitantes de espacio, etcétera, es una primera propuesta a discutir, a debatir, como todo libro serio que se precie de serlo. Igual, quizá más adelante podamos hacer un trabajo más completo, más elaborado, una revisión, una segunda edición puesta al día esperamos, corregida y aumentada y puesta al momento y esperar otros documentales que supimos que se hicieron el año pasado, pero que ya no alcanzamos a ver para el libro porque todavía no estaban concluidos o no habían sido difundidos y por eso mismo creemos que es un punto de partida.
Igual ya nosotros no lo hagamos, pero lo pueden hacer otros jóvenes investigadores, nuevas generaciones de historiadores, que conozco a una buena cantidad de jóvenes que están muy interesados en este tipo de temas. Es un libro que pretende provocar.
Zapata en el cine, es una coedición Cineteca Nacional y Paralelo 21, editorial que fue la que tomó la iniciativa de hacer el libro, porque ya teníamos el precedente del libro que también coordinó Hugo sobre cine y teatro mexicano, Dos amantes furtivos en el que también yo colaboré.
Quiere esta editorial proponer una serie de libros sobre cine, cine mexicano principalmente y como este antecedente funcionó muy bien, es una muy buena edición, propuso este y ya tiene otras propuestas por ahí.
Logramos Hugo y yo la participación de la Cineteca, porque sí nos importa mucho una institución y el libro sería como un ejemplo de cómo una instancia privada y una instancia estatal, una institución, conjugan esfuerzos para publicar un libro de esta naturaleza.
Para mí el mejor espacio para presentar este libro, fue, en su momento, Bellas Artes con la exposición de Zapata, por un cuadro en particular que provocó la polémica. Hay una cosa muy interesante, en el libro Hugo habla de una película Pafnuncio Santo, de Rafael Corkidi hay un momento en que presentan a Zapata desnudo, mujer, mucho antes del escándalo, igualita, es muy parecida a la pintura, pero lo actúa una mujer, una vedette, Gina Moret en un momento dado hay una imagen muy parecida a la del Zapata original cuando ya lo tienen en Cuautla su cadáver, aparece y Gina Moret desnuda, totalmente desnuda, con las cananas, etcétera, con el vello púbico en primerisimo plano. Y esa película, que sepamos, no tuvo censura, se vio, la vimos en su momento y a nadie le causó asombro, que yo sepa. No sé si habla de que en aquella ocasión nadie vio la película, pero en este caso si un cuadro causa gran polémica.
El libro esta disponible en la Cineteca Nacional y en Gandhi, a un precio accesible.
Zapata en el Cine. Vega De La, Eduardo / Lara Chávez, Hugo (Coordinadores.)
Editorial: Paralelo 21
Materia: Cine
Páginas: 268
Encuadernación: Pasta blanda
Idioma: Castellano
Zapata en el cine es un homenaje al héroe revolucionario a cien años de su muerte, es un recorrido centenario por la historia del cine mexicano y es, también, volver a poner sobre la mesa la necesidad de ideales zapatistas para los pueblos originarios y la sociedad en general.
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